jueves, 11 de octubre de 2007

Muy defraudado

Me siento defraudado por el comportamiento de mi empresa. La próxima semana estaré los cinco días fuera (pero muy "fuera") en contra de los criterios que me plantearon y me marcaron hace dos semanas cuando me involucraron en este proyecto.

Me han vendido a los caprichos de un cliente desbocado.

Me quedo jodido en lo personal, porque tengo que estar toda la semana fuera de casa para nada. Esto es lo que más me molesta, para mi estar muchos díos seguidos fuera de casa es lo peor de mi trabajo. Siempre intento que sea porque el proyecto lo necesita. Y no es este caso. Esta parte personal esa mucho en mi juicio, aunque intente hablar solo de lo laboral.

Es evidente que el cliente utiliza la alarma como método de presión. En un caso así no hay que ignorarla, pero no dejarse llevar por ella. Yo acabo de llegar y con solo unos pocos testimonios descubres que ha sido así desde la primera semana de proyecto.

El cliente no debe decidir cómo debes hacer el trabajo, cómo vas a dedicar los recursos, a no ser que sea un planteamiento previo. Cuando trata de imponerte una "dedicación" que además compromete tu rentabilidad, es necesario que expliques tu forma de trabajar.

No podemos dudar de nosotros mismos. Cuando el comercial da muestras de no confiar en las personas que ya están involucradass, y al día siguiente comunica que el cliente no se fía y pide que esté yo todo el tiempo... ¿qué voy a pensar? ¡si la persona que lo pide ni me ha conocido! Mi conclusión es clara, el comercial de mi empresa no puede tranquilizar al cliente, no está capacitado para mantener esa conversación y seguramente incluso a alimentado las desconfianzas de un cliente que juega a quejarse.

No entiendo este caso, para nada, por lo explicado antes y las diferencias comparativas que me provoca con mi trabajo hasta ahora. Casi todos los días tengo una lucha entre los objetivos de un proyecto y los recursos que se deben dedicar a él. Siempre hay un combate entre el cliente que quiere más y más cosas, y tu misión de conseguir una calidad, con los recursos que la rentabilidad del proyecto permita. Cuando aquí decimos que sí a caprichos, y la próxima semana estaremos cuatro personas, desplazadas toda la semana para un trabajo que dudo que requiera a una persona en oficina, se me rompen los esquemas.

Con lo que llevo luchando contra ese sentido de lo que alguna vez he oido como "barra libre" (por definición ningún cliente contrata esto en proyectos de desarrollo y consultoría), ahora me siento burlado.

El proyecto me parece una tomadura de pelo, no sé que hay con este cliente, algo me he perdido, no se me ocurren que se pueda actuar con más malas prácticas.

Por supuesto, quien crea que la enésima concesión será la última, debería autodespedirse de la empresa, ahora ya tengo "sobre la mesa" la siguiente petición, el curso "extra" que debíamos impartir para los usuarios que no asistieron durante el calendario de cursos, algo pequeño para rematar, se ha convertido en un listado que triplica los que en su momento apuntaron. Un disparate a dos semanas para finalizar el proyecto.

He vuelto a casa para un fin de semana largo y me siento como salido del infierno.

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