Buf... continúa el culebrón...
Mis proyectos eran ya complicados: por importe (casi dos millones de euros de presupuesto total), por cliente (lejano, de poca implicación, con doble dirección por su parte), etc. Ahora, además, las conversaciones que ha mantenido el comercial de mi empresa que se ha puesto recientemente con la cuenta están revolviéndolo todo.
Hay demasiados actores:
- cliente 1: que lo que quiere es seguir teniéndonos por el mango (suponiendo que mi empresa es una sartén) y todo esto no es más que una complejidad que puede hacer cambiar el estado anterior
- cliente 2 a N: que les encanta este proceso porque con tanta visita y bombo les hacemos sentir importantes
- mi compañero allí, que a la vez es cliente (de tanto estar alli) y proveedor nuestro (y podría ser competencia nuestra) que ve en esto una oportunidad de quedar mejor.
- el nuevo comercial: que busca ponerse medallas y presentar todo como si con su llegada fueramos ahora por un nuevo camino dorado que llega hasta el final del arcoiris
- el ayudante del nuevo comercial que debe ocuparse de los temas no incluidos en el proyecto
- yo, que alucino con todo esto
Esto es como un ajedrez, pero cada pieza de un color. Los movimientos son las mentiras y exageraciones que le cuentan al otro. Y yo no voy a jugar.
Las posibles jugadas tienden a infinito, pero no sé cuantas llevan a un final satisfactorio. Si con mi camino, que no va a variar ni un milímetro nos lleva a pesar de todo el "ruido" de alrededor lo consigo, pues mejor.
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1 comentario:
Me ha gustado la comparación con el ajedrez (un ajedrez a varias bandas).
Sólo se me ocurre decir que tu postura es la más honesta. Ahora falta saber si conduce a una solución satisfactoria, o, antes que eso, como diría un matemático, "intentemos demostrar la existencia de dicha solución"...
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