La reunión de hoy ha sido desde las 9:15 hasta las 15:00, de verdad. Solo con un breve parón a las 13:00 para ir al baño y tomar un café rápido. Yo he tomado un te, que me ha parecido fenomenal, lo mejor de estos dos días de viaje.
Esta reunión, unida a la de ayer, hacía mucha falta porque eran muchos los fallos que quedaban pendientes y la comunicación es casi nula.
Mi conclusión es que he errado en el destinatario de la comunicación del último medio año. Trabajo para un cliente "bicéfalo", son dos directorires de los cuales uno marca la estrategia y otro crea los proyectos. Este último por tener el control quiere estar al frente de los trabajos, pero la pega es que es el otro directori quien realmente está en el día a día, y es el único con quien puedo comunicarme con relativa facilidad.
Aún estoy a tiempo, dede el mismo día de ayer, el centro de mi "dinámica comunicativa" ha cambiado. Recuerdo una de las máximas de la gestión de proyectos; "detectar quién es el cliente" Aquí es difícil porque realmente hay que dividir ese perfirl entre dos personas, cada una con sus manías y sus aciertos.
Lo más tenso de la larga reunión ha llegado a las 14:45 (una hora antes de la hora de embarque para el avión) ahí se ha encendido el fuego, tantas horas de chispas y ha tenido que ser al final. Al menos nos ha permitido que la reunión haya ido avanzando, porque si llegamos a empezar por ese tema me quedo sin reolver cuestiones.
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Y ahora, ya fuera de tema, los viajes en avión para una persona gruesa no dudo que sean un suplicio, pero cuando te toca al lado, el suplicio lo comartes tú...
miércoles, 27 de septiembre de 2006
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