viernes, 23 de septiembre de 2005

La última frontera

Como si fuera un episodio de Star Trek, me siento que soy la última frontera. Ante un problema básico. A un cliente se le ofertó un determinado servicio que depende de nuestra casa madre multinacional, y ahora al solicitar el servicio me dicen que de momento no lo prestan porque está pendiente de los cambios de acuerdo entre la empresa hija y la madre empresa... que la petición se quede congelada.

De cara a nuestro cliente puede ser un follón impresionante. Pero lo peor para mi es que solo puedo patalear, ya no tengo a quién acudir... solo me queda intentar que se arme tal follón que al final se busque una solución (ya me pasó parecido y al final acaba salpicando a todos un viernes por la noche)

Cada vez es más tentador pasar, echarle un poco de cara y congelar la petición, con no contestar al móvil cuando me llame el cliente.

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