Afronto mi última semana antes de vacaciones.
Intentando que quede todo lo más atado posible para poder olvidarme de forma absoluta.
Lo único es que ¡hay tantas cosas!
Llevo ya varios años cogiendo las vacaciones en julio, principalmente porque así las vacaciones (que son de alquiler) no me resultan demasiado caras (el precio de un apartamento puede ser casi el doble) También porque de esta forma, agosto, que es un mes más tranquilo, me da para recuperarme en gran medida de tareas no resueltas.
En fin, ya lo estoy saboreando y me quedan varios días duros.
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