Hoy he acabado de organizar una serie de mails del mes de agosto, desde hace tiempo pienso bastante en cómo relativizar ante las salidas de tono y las irracionalidades de mi cliente actual.
No soy de piedra, ni lo quiero ser, pero ante los planteamientos absurdos siempre sería mejor mantenerse frío que cabrearse.
Voy a hacer algún ejercicio o buscar algún camino interior hacía esta iluminación.
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